El VI Congreso Nacional de Bibliotecas Públicas no se celebró en Burgos, como la propaganda oficial decía. Tuvo lugar en la nube, o en la luna de Valencia, como se prefiera. Además ni siquiera fue real sino sólo virtual. La realidad de las bibliotecas españolas allí tuvo poca cabida.
Lo explica muy bien un bibliotecario zaragozano asistente al mismo en el correo que ha enviado a Iwetel:
«Hola a todo el mundo.
Después de este puente del Pilar, y tras haber reflexionado sobre el VI Congreso Nacional de Bibliotecas Públicas celebrado en Burgos y al que asistí, quiero compartir algunas pensamientos.
Antes de continuar quiero dejar claro que no es mi intención herir susceptibilidades, pero no puedo evitar que el congreso me haya dejado un gusto agridulce.
Lo mejor, como siempre, las personas. Es importante (¿imprescindible?) conocer a otros colegas con los que compartir ideas, conocimientos, procedimientos, inquietudes…
He aprendido mucho, y doy las gracias por ello. Especialmente de las buenas prácticas que nos han dado a conocer las y los compañeros en sus comunicaciones, todas ellas muy interesantes. Por otra parte, las ponencias y las mesas redondas han sido en muchos casos inspiradoras. Pero lo que no entiendo es que el twitter, el smartphone, el ipad… lo virtual, en definitiva, haya fagocitado la realidad de las bibliotecas públicas españolas aquí y ahora. Y creo que en parte se debe a que esa realidad, con la que nos vamos a encontrar mañana mismo, es muy dura.
Si ir más lejos, yo trabajo en una biblioteca pública municipal de Zaragoza. Este año 2012, el presupuesto de adquisiciones ha sido de 0 €, igual que el de actividades externas. Tenemos sólo tres periódicos en la hemeroteca, y desde el 1 de septiembre se cobra a algunos usuarios por el carné de socio. Y creo que en otros lugares, la situación es peor: despidos de profesionales, cierres de bibliotecas…»
En muchos momentos he tenido la sensación de que la «crisis» era un tabú en el congreso, que nadie quería mirar a lo que está sucediendo. Es más, en total llegué a contar media docena de camisetas amarillas en todo el congreso (gracias a las y los visibles) cuando, iluso de mí, imaginé una marea amarilla.
Creo que este congreso era el foro en el que las y los profesionales de las bibliotecas públicas podíamos (y debíamos) haber denunciado todos los recortes que están amenazando a tantas y tantas bibliotecas y puestos de trabajo. Porque no nos engañemos, ilusión y ganas de innovar ya tenemos, y desde hace mucho tiempo. Creo que con nuestro silencio hemos desaprovechado una oportunidad importante, y que, de alguna forma, nos hemos convertido en cómplices, pues como dice el refrán, «quien calla, otorga».
Sinceramente, no entiendo que con una realidad tan dura y acuciante nos dediquemos a estar literalmente en la nube y mirando hacia otro lado.
Saludos,
Albano Hernández
Biblioteca José Antonio Rey del Corral Zaragoza
bibliotecas-reydelcorral@zaragoza.es